Una vez más estoy en Chile. Con satisfacción imparto varios módulos en el Diplomado de Humanización de la Universidad Central. En dos meses estaré de nuevo en la Católica para un curso de Paliativos. Lo hago con ilusión y pasión. La semana pasada lo hacía en El Salvador.

Sin embargo, cada vez estoy más convencido de la urgencia de realizar posgrados (diplomados, másters) en humanización, counselling, duelo... no solo como una experiencia de capacitación personal para cualificar el trabajo que ya se realiza, sino como que veo necesario la generación de líderes formados para formar con la ideosincrasia del propio país.

Formarse también para formar, para investigar, además de para enriquecerse personal y profesionalmente. Con el inicio del nuevo curso, este octubre, sueño con que en el Centro de Humanización de la Salud contemos con decenas de alumnos que se inscriban en el master en counselling, máster en intervención de duelo, experto en humanización (a distancia), experto en cuidados paliativos, experto en pastoral de la salud... para formar formadores.

Me encantaría que así fuera en España, pero también en Chile, Argentina, Ecuador, Colombia, Perú, El Salvador, Nicaragua... que son países con los que colaboro en esta línea, además de Italia y Portugal. Es una excelente inversión pensando a largo plazo. Muchos ya lo han hecho, pero aún es insuficiente. Fruto de ello ya hay iniciativas en diferentes países lideradas por las personas formadas: iniciativas formativas y de creación de servicios de cuidados paliativos, así como creación de centros de escucha. Motivo de esperanza.

 

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