Es Agustín Domingo Moratalla, en su reciente libro "Homo curans. El coraje de cuidar", quien habla de responsabilidad cordial. Explora el significado del cuidado médico en su sentido más humanista y recupera la dimensión personal del cuidado. Parece que hemos decidido cuidar. Hablamos abundantemente de cuidar como disposición necesaria para no dejar de estar en el mundo.

La estima de sí, la preocupación por el otro y el deseo de vivir en instituciones justas (ricoeur) se convierten en un horizonte fundamental para evocar la relevancia del cuidado en nuestra cultura. La bioética del cuidado, otro momento diferente al de la bioética principialista, nos pone ante nosotros una cultura que nos hace conscientes de la necesaria atención, preocupación por los otros.

El arte de cuidar habrá de ser explorado con más intensidad, también en el espacio abierto al cuidado por la palabra que consuela, que es eco de una escucha comprometida y atenta a quien sufre. Un camino humanizador está entre nosotros dando el espacio merecido al cuidar.

 

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