Diferentes autores refieren la vinculación entre ética y counselling. No son muchas las publicaciones sobre psicoética, pero de una u otra forma, todos evocan el mundo del discernimiento y de la toma de decisiones, a partir de claves de valor.
Menos relevancia recibe el mundo de los valores en el counselling en el mundo asociativo, en las acciones cortas de formación, donde parece que se enfoca la ayuda hacia un “sentirse bien”, manejar las emociones, promover estrategias adaptativas, etc.
Ayudar responsablemente en situaciones de sufrimiento comporta, ineludiblemente, la exploración del mundo del sentido, del significado, del querer, del deber, de la ética. Y en ética, no hay que olvidar, que según todas las formulaciones, la clave más importante no es la promoción del principio de autonomía, sino el respeto de la máxima más relevante: primum non nocere, lo primero es no hacer daño.
Interiorizar que lo primero es no hacer daño es un horizonte fundamental para el discernimiento en las relaciones de ayuda. Se trata de acompañar a identificar aquellos cursos de acción mejores; y dentro de ellos, los más sólidos serán los que garanticen que respetan la máxima: lo primero, no hacer daño. Ni a los demás, ni a uno mismo.
Llevada esta máxima ética a los límites, comportará mucha concreción y mucha luz en la búsqueda del mejor sendero a emprender en medio de las situaciones difíciles y de sufrimiento. Es apasionante acompañar a generar luz para el camino.
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