Quien me haya seguido en mi producción literaria puede pensar que ya me repito y he escrito bastante. Y en parte tendrá razón: entre 30 y 40 libros y numerosos artículos. Ya me vale. Pero ahora me siento de nuevo motivado, también por la rabia. Me da rabia que la idea más circulante sobre lo que significa HUMANIZAR sea de corte emotivista, que reduzcamos, en muchos contextos, la idea de humanización al plano de la mera relación de cuidados, particularmente en el contexto sanitario.

Como si humanizar la salud y la asistencia sanitaria, se redujera a cualificar las relaciones personales con un poco más de ternura (que a algunos le parecería “ternurismo blandengue”). Creo que es el momento de reclamar cuestiones más serias relacionadas con la humanización, que reclaman la justicia, la gestión de los recursos sanitarios, el modelo de protección social, la gestión de las listas de espera, el modo como se abordan los problemas éticos, el abordaje de la dimensión psico-socio-espiritual y no solo biologicista de la persona enferma y un sinfín de aspectos tan relevantes para la humanización de la asistencia sanitaria en nuestro país y en el mundo entero.

Cada vez me siento más interpelado profesionalmente a operativizar el “diagnóstico deshumanización” mediante la identificación de indicadores de humanización. No es fácil, pero en ello andamos. Si quieres, puedes ayudarme con tus opiniones. Gracias.

 

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