Blog

Con ojo de gallina

Se ve estupendamente con ojo de gallina. Bien grande y bien cerca de la realidad interesante para la supervivencia. Su amplia visión panorámica de casi 300 grados, incluso sin girar la cabeza, y el uso de los dos ojos con propio foco, les da una mirada especial. Esta vista panorámica, junto con su visión binocular, les permite enfocar más de un objeto a la vez.

Las águilas, en cambio, con sus ojos frontales tienen visión binocular que les alcanza para ver, con nitidez, siete veces más lejos que los humanos.

Mientras que la gallina tiene muchas posibilidades de detenerse en el detalle, porque lo tiene muy próximo, no puede tener una mirada global, del contexto, con perspectiva. Así es el ser humano, particularmente el que coordina, dirige, el que tiene en sus manos la responsabilidad de cultivar la mirada global, contextualizar los hechos, los acontecimientos, las dinámicas, para poder así marcar ruta con perspectiva, decidir en vistas a la estrategia, a lo que sigue, a la verdad global, al menos, esa que se puede ver.

Si los líderes se quedan cultivando la mirada de gallina, no salimos de la reacción. Vamos reaccionando a lo que sucede, normalmente en clave defensiva. Y de ahí nace la lamentacionitis y el chapapote, que tanto limitan la salud relacional, la mirada estratégica.

 

VOLVER