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«Humanizar no puede evocar un salpicón de iniciativas buenistas, sino un compromiso ético»

El Centro de Humanización de la Salud de los Religiosos Camilos ha celebrado sus XXII Jornadas, en las que su director general, José Carlos Bermejo, ha recalcado que humanizar no es una moda, sino un desafío. Ante un auditorio abarrotado, Fernando Prados, director general de Coordinación de Atención al Ciudadano y Humanización de la Asistencia Sanitaria de la Comunidad de Madrid, ha inaugurado las XXII Jornadas de Humanización de la Salud de los Religiosos Camilos. Prados, que lleva poco más de un mes en el puesto, ha reafirmado el compromiso de la Consejería de Sanidad que lidera Jesús Sánchez Martos con la humanización. Un compromiso que se traduce en un plan concreto para poner negro sobre blanco la necesidad de que “una asistencia y un cuidado de calidad lleven incorporados la cualidad humana”.

“La construcción de sistemas de protección de la salud, justos y equitativos, debería ser el primer criterio de humanización”, señala Bermejo Este esfuerzo normativo ha sido celebrado por José Carlos Bermejo, director general del Centro de Humanización de la Salud y anfitrión de la jornada, que ha recordado, no obstante, que la humanización –que su organización lleva promoviendo varias décadas– no puede convertirse en una moda: “Queremos que la palabra y el compromiso por humanizar no evoque un salpicón de iniciativas buenistas que maquillen la asistencia sanitaria. Hay iniciativas que colorean, pero esperamos que humanizar implique el compromiso ético con la vulnerabilidad para construir salud, aliviar el sufrimiento, y acompañar en el final de la vida”.
 
En este sentido, Bermejo ha recordado que “la construcción, en todo el mundo, de sistemas de protección de la salud, justos y equitativos, debería ser el primer criterio de humanización”.
 
EL VALOR DE LA HOSPITALIDAD En opinión de Francesc Torralba, doctor en filosofía y teología de la Universidad Ramón Llüll de Barcelona, la humanización de la salud está íntimamente ligada al valor de la hospitalidad, una virtud imperativa que se encuentra en la mayoría de tradiciones espirituales, pero también en el humanismo laico –Extraños llamando a la puerta, de Zygmnunt Bauman, es, asegura, un buen ejemplo de ello–.
 
En su conferencia, Torralba ha desgranado el significado de la hospitalidad, que podría resumirse como el proceso de acogida de otro ser humano, extraño y vulnerable, en la propia casa. “La hospitalidad es abrir la puerta al otro y no solo al tú, lo que requiere un profundo ejercicio de audacia, de superación de prejuicios, tópicos, miedos, estereotipos...”, ha explicado el filósofo, en clara referencia al drama de los refugiados. “Si uno queda enjaulado detrás de esos prejuicios solo acoge a los que son como él y sucumbe a la endogamia tribal”.
 
Francesc Torralba durante su intervención.
“El imperativo de hospedar, que emana de tantas tradiciones espirituales, incluye un gran número de desafíos éticos: exige diálogo, consenso, negociación, para poder dirimir qué hacer...”, proseguía Torralba. “Por ejemplo los deberes del huésped. El anfitrión tiene el deber de acoger al otro, pero el huésped tiene el deber de respetar la casa, el orden, esa manera de ser... Porque si no respeta esa casa no habrá más casas para otros”.
 
La propia “casa” es también importante. Y, en el ámbito sanitario, hablamos, claro, del hospital o el centro de salud. “El lugar tiene tres características que hacen fundamental la práctica de la hospitalidad: hay rostros –en un no-lugar hay objetos y máquinas–, hay historia y hay símbolos que dan una identidad a ese lugar”, explica Torralba. El lugar de acogida no es solo un entorno físico, son las personas que le dan vida.
 
EL ENCUENTRO ENTRE PERSONAS, EPICENTRO DE LA HUMANIZACIÓN El hospital o centro de salud como lugar de acogida y, por tanto, de encuentro, fue también una de las cuestiones que centraron la siguiente mesa de diálogo de la jornada. Francisco Javier Rivas, responsable de Gestión de Pacientes del Hospital Universitario de Fuenlabrada, apuntó la necesidad de “recuperar espacios donde la interrelación se dé de manera más directa”.
 
Rivas: “La ética es algo que tiene que impregnar toda la vida de las personas” Rivas, que gestiona las admisiones del centro, cree que es importante tratar con humanidad al paciente desde el momento que entra por la puerta: “En el ámbito administrativo muchas veces podemos considerar que el pacientes es una persona que va a buscar las cosquillas al sistema, a reclamar determinados niveles de asistencia y nuestro papel es poner cortapisas. Pero cuando consideramos que el paciente es alguien que tiene un problema, y un problema que para esa persona en ese momento es importante, nuestra actitud va a cambiar”.
 
Francisco Javier Rivas, Cristina Muñoz y Vicente Gómez, durante la mesa de diálogo.
En opinión de Vicente Gómez, jefe del Servicio de Cuidados Intensivos del Hospital Moncloa, los médicos, sobre todo en los hospitales, puede ser algo soberbios: “Mucha veces no somos todo lo humanos que deberíamos ser. Hemos perdido un poco el norte. Los profesionales somos conscientes y la experiencia de los usuarios nos están animando a tomar ciertas medidas. Nos creemos el centro del mundo, y no es así, somos una parte más y los enfermos no se salvan o muere porque ingresen en los hospitales, sino por la acción del conjunto del sistema”.
 
En este sentido, Rivas ha recordado que “la inmensa mayoría de la asistencia la recibimos en Atención Primaria, que son los elementos más próximos, y no sé por qué cuando hablamos de humanización nos vamos instintivamente al ámbito hospitalario”. Al final, ha recordado, “la ética es algo que tiene que impregnar toda la vida de las personas, independientemente del tipo de actividad, porque supone la reflexión sobre la naturaleza de nuestros actos y cuáles serían sus consecuencias”.
 
La humanización, en definitiva, es un compromiso que compete a todos.  

 

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