Al iniciar el año 2014, deseo expresar un deseo: que cultivemos a lo largo de él una mirada positiva.

Estamos siendo víctimas –a mi juicio- de lo que he dado en llamar en diferentes contextos “lamentorrea de repetición” o “lamentacionitis contagiosa”. Asistimos a ella en diferentes contextos y puede alcanzarnos el entorno cotidiano. Expertos en mirada negativa, pesimistas, agoreros de problemas que no existen pero podríamos tenerlos de inmediato, avezados en encontrar el pequeño límite sin ver el gran bien, repetidores de los peligros que no han llegado… los podemos tener también muy cerca.

No habría innovación sin mirada positiva. Se nos caería la casa de vieja. No habría investigación sin ella. No habría nada nuevo en tecnología para el cuidado y para nuestro trabajo. Y lo viejo, por no cuidado con ojos positivos, sencillamente habría muerto.

Si San Camilo –cuyo IV Centenario de su muerte celebramos- no hubiera sido un visionario con mirada posibilista, habría sido un buen cuidador conservador de lo que encontró. La valentía, la curiosidad, el amor por el conocimiento, la mentalidad abierta, la creatividad, la perspectiva, el coraje, la vitalidad, la generosidad, el trabajo en equipo… no son imprudentes, sino que son elementos de la sinfonía de la esperanza de quien se apasiona de manera entusiasta por la búsqueda del bien.

En esta clave, me gustaría que viviéramos este año. En la cotidianeidad nos generará bien a todos los que –por muchos motivos- nos damos cita en el Centro San Camilo o en eventos programados por el mismo.

Un abrazo y feliz y positivo año.

 

VOLVER