La expresión artesanía del cuidado es utilizada por Bermejo en recientes publicaciones evocando la creatividad, tanto técnica como emocional en las relaciones de atención. Inventar el cuidado pasa por hacer de él no solo una tarea práctica para resolver problemas, sino un oficio que transforma al paciente, el mundo material del cuidado y al propio cuidador. Sí, al propio cuidador también, porque la relación en el cuidado puede hacer artista al agente de salud. Mucho de los profesionales de la salud se juega en conjugar el verbo cuidar.
Hacer del cuidado artesanía comporta convertir al cuidador informal, al familiar, en aliado del cuidado, en cooperador y facilitador para centrarnos en los intereses y el bienestar del paciente. Ya aquí habríamos de pensar también en la necesidad de cuidar al cuidador para lograr bien los objetivos. Pero, en realidad, la artesanía del cuidado podría hacernos caer en la cuenta de que el cuidador familiar es «materia prima», es destinatario de cuidados, es aliado en el escenario de la vulnerabilidad, es agente y paciente, es sujeto activo que cuida y sufre, que necesita ayuda, que genera unos problemas y soluciona otros.
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