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1. ¿Cómo presentaría la obra El duelo en unas líneas?
Un libro ágil, lleno de vida, de vida de los dolientes, de experiencia de acompañamiento, abierto a la esperanza, empático con quien está dolido por la pérdida, ilustrativo para quien acompaña. Un libro que resulta de un camino realizado durante años con muchas personas en duelo, fundamentalmente complicado, que han tenido el coraje de pedir ayuda y han regalado su lucha y sus luces a quien camina en las tinieblas del dolor, zurciendo los rotos del corazón.
2. ¿Cómo y cuándo surge el proyecto del libro?
El trabajo ha sido precedido de una investigación de campo, cualitativa, es decir, de la entrevista a una serie de personas representativas de diferentes situaciones de pérdida (hijo, padre, hermano, pareja, etc.), así como modalidades diferentes de fallecimiento (muerte por enfermedad, suicidio, secuestro, muerte violenta, etc.). Asimismo es resultado de la experiencia de acompañamiento de centenares de personas que frecuentan el Centro de Escucha San Camilo, del Centro de Humanización de la Salud, especializado en intervención en duelo en Madrid. La experiencia de intervención en duelo data de su inicio en 1997 y la grabación de testimonios nos ha llevado un año. Es el deseo de compartir la experiencia que dé luz en la oscuridad del sufrimiento del duelo.
3. ¿A qué público objetivo se enfoca y con qué metas?
Es un recurso ideal para quien tiene el corazón roto por la pérdida de un ser querido y busca un poco de luz. Es un recurso también para quien acompaña personas en duelo, personal o profesionalmente. Y, sin duda, es un libro para asomarse a la experiencia del duelo aunque uno no esté en este momento afectado por ella. Es rico en testimonios, lo que da un acceso directo a la experiencia del dolor y a la comprensión de los caminos de afrontamiento sano.
4. ¿Cree que el tema de la muerte es un tabú en nuestra sociedad? ¿Por qué?
Sigue siendo un tema tabú. Aún tenemos mucho camino por recorrer en el socializar la muerte, el morir y el duelo. Hay indicadores de gran avance, como son el desarrollo de los cuidados paliativos, la creciente bibliografía sobre el tema, el surgir de centros especializados en intervención en duelo, la promoción de la expresión y registro de las voluntades anticipadas o testamento vital, etc. Pero aún nos resistimos mucho a aceptar nuestro final y el de nuestros seres queridos, a hablar de ello y generar cultura en torno al morir y al duelo. Deberíamos empezar por la familia y la escuela, especialmente en momentos puntuales, que nos facilitan el afrontamiento del tema.
5. ¿Y cuál es su opinión sobre “el más allá de la muerte”?
La muerte es muerte y toca aceptarla. Sin embargo, la vida nos da indicadores de que el ser humano trasciende el espacio y el tiempo. Las experiencias más genuinas de amor del más acá nos permiten vivir el amor también en la distancia y en la ausencia. Esto es motivo suficiente para creer que el amor tendrá la última palabra y que al final, de una manera misteriosa y desconocida, triunfará sobre toda forma de limitación. Más allá de la muerte nos esperará lo que en el más acá hemos atisbado trascendiendo lo que los sentidos nos permiten ver, tocar… Los creyentes, en particular los cristianos, hemos llamado y llamamos a esto: Dios. Dios es nuestra última esperanza, seremos todo en Dios. Algunas palabras nos sirven tímidamente para describir el contenido de nuestra esperanza: cielo, paraíso, resurrección. Resucitar significa “ponerse de pié”. Yo tengo mi confianza en que resucitaremos gozosamente para ser definitivamente felices.
6. En su criterio, ¿dónde han de buscarse las herramientas para superar el miedo a la muerte y la muerte de un ser querido? ¿Es siempre el amor la respuesta y el camino a la esperanza?
Creo que el miedo es legítimo. Es nuestro compañero de camino. Estamos hablando de algo tan serio como el misterio. Algo que no conocemos, que no hemos hecho experiencia de ello. La muerte la vivimos una sola vez. Por eso creo que hay que vivir el miedo, atravesarlo, más que intentar evitarlo. Eso sí, compartiéndolo, lo cual genera sentimiento de seguridad y serenidad. La muerte de un ser querido igualmente nos genera dolor (más que miedo) y tampoco hemos de evitarlo. Es el precio que pagamos por el vínculo del amor. Sin duda, querernos, cuidarnos, nos da ese apoyo, ese ancla (símbolo universal de la esperanza) en que apoyarnos en la dificultad.
7. ¿Cuál es su opinión sobre la obra de Elisabeth Kübler-Ross?
Kübler-Ross hizo un buen trabajo con enfermos de cáncer y posteriormente con niños enfermos de sida. Sus investigaciones primeras fueran, a mi juicio, las más importantes y significativas. Permitieron arrancar o afianzar y difundir una reflexión sobre el proceso de adaptación a la aceptación de la muerte. Tiene límites, como es obvio. Sus investigaciones no se producen en el ámbito latino donde escondemos mucho la información, donde jugamos con la conspiración de silencio, donde el diagnóstico no es entregado por sistema al protagonista (el enfermo), sino más fácilmente a la familia y a escondidas del enfermo. Por otro lado, según fue avanzando en publicar, Elisabeth entró en temas con menos fundamento científico y cayendo, a mi juicio en un dualismo peligroso que pude ser fácil consuelo para quien está viviendo el dolor del duelo y se agarra a todo lo que encuentre.
8. ¿Qué libro destacaría de Kübler-Ross? ¿Por qué?
Tanto “Sobre la muerte y los moribundos” como “Preguntas y respuestas sobre la muerte y el morir” me parecen muy buenos. No me apunto a los últimos.
9. ¿Conoce la obra de Raymond Moody y, especialmente, su libro Vida después de la vida?
No. Mi conocimiento es limitado.
10. ¿Destacaría en sus investigaciones algún otro título y autor sobre Tanatología?
En el ámbito del duelo son importantes los trabajos de Worden, Tizón, Bowlby, Neimeyer, Lineman, que representan diferentes modelos interpretativos del fenómeno del duelo.
11. ¿Ha visto la película Más allá de la vida, dirigida por Clint Eastwood? ¿Cuál es su opinión sobre ella?
Sí, la he visto. Por un lado me gustó y por otro me dejó preocupado. Algunas personas, como sucede en otros espacios (algún programa televisivo) puede salir con la idea de que efectivamente es posible “volver del más allá” o “entrar en relación con los difuntos y que respondan”. Y no es así. Del más allá no se vuelve, los muertos no hablan, las experiencias del túnel se hacen “en el más acá”. Lo que realmente ayuda es que nos escuchemos al corazón unos a otros, que compartamos nuestros sufrimientos, nuestras esperanzas, que socialicemos nuestra naturales alucinaciones asociadas al duelo. Y cuando el duelo se complica, lo mejor es pedir ayuda especializada a personas con experiencia y formación en el tema.
12. ¿Qué películas destacaría por su valor en relación a la temática?
Especialmente para debatir después de verlas, hay muchas. Amar la vida, Tierras de penumbra, La habitación del hijo, Mi vida sin mí, entre otras.
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