En el Centro de Humanización de la Salud, cada año, con ocasión de las Jornadas de Cuidados Paliativos, realizamos un hermoso gesto: cantamos “gracias a la vida” mientras soltamos los globos inflados con helio después de haber puesto el nombre de un ser querido fallecido con un rotulador. Los lobos se van para arriba. Juntos. Hasta que les perdemos de vista. Es un gesto de solidaridad y de esperanza compartido con todos. ¿A dónde van los globos? No sé si alguien lo sabe. A todos se nos calienta el corazón mientras vemos que suben, y que van juntos. Es la esperanza. Es la nostalgia de lo eterno que se siente en el corazón.
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