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Vivir agradecidos

Al mirar para atrás, especialmente ante la muerte de un ser querido, como es este momento del fallecimiento de Francisco Alvarez, el día 9 de enero, me doy cuenta de lo poquito que somos. Sí, puede parecer un tópico, pero es así. Desde la perspectiva de la muerte, todo cobra un nuevo foco: qué relativos muchos de aquellos argumentos, normas, miedos, cuidados en el estar... Y qué admirable el poder de hacer el bien e influir para el desarrollo de los demás. Cuánto acompañamiento podemos regalarnos al corazón, qué importantes los proyectos apoyados con confianza, pero qué importantes también los momentos de ocio vividos en común. Porque la vida no es solo negocio. El tiempo cantado juntos, ese no tiene precio. Y así me siento orgulloso de haberle regalado “Mi alma glorifica al Señor mi Dios. El es mi alegría, es mi salvación. El es todo para mí...” justo mientras traspasaba el umbral de la vida y de la muerte. Gracias, Paco, por cuanto has sido para mí, por los abrazos dados y recibidos, por el inmenso apoyo que he recibido de tu parte en lo que yo he considerado cosas gordas en la vida: para mí y para nuestra misión como camilos.

 

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