La ilusión, en el entorno de la atención en salud, emerge como un poderoso catalizador de humanización. Como destello luminoso en la jornada del paciente, nutre la esperanza y destierra la desolación. Los profesionales que tejen ilusiones con empatía tejen lazos indelebles, trascendiendo procedimientos para abrazar anhelos. En cada sonrisa recuperada y en cada paso hacia la recuperación, la ilusión se erige como un puente entre la ciencia y el arte del cuidado.
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