Bien lo decía Ortega y Gasset: “En el momento en que miremos algo humano con pupila quieta, lo deshumanizamos”. La mira ha de estar viva, estar dispuestas a captar desde diferentes puntos de vista, a ver la riqueza y complejidad del proceso de enfermar y morir. Así es también el proceso de sanar: en él concurre una biografía, una motivación, una perseverancia, una adherencia, una esperanza. Sin estas, no hay curación. Y si la hay, la salud no persiste, no tiene consistencia, se pierde de nuevo.
Saber mirar, como nos lo sugiere esta canción:
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