Que no somos solo biología, parece obvio. Que nos hace cómodo olvidarlo, también es obvio. Y lo olvidamos. Lo hacemos en relaciones profesionales, como las que son fruto de las ciencias biomédicas, cuando reducimos la persona a datos, cuando nos interesamos solo de los indicadores biológicos y nos olvidamos de las historias, de lo subjetivo, de lo valórico, lo espiritual, lo emocional, lo subjetivo.
Es que hay que saber mirar, no sólo con los ojos de la cara, sino con la empatía del corazón. Hay que saber buscar, más con el corazón que con las gafas, para poder apreciar lo que verdaderamente importa en la vida como nos lo recuerda esta canción:
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