Elogiar a los profesionales de la salud, como lo hacemos desde hace dos años, por su fidelidad a la profesión -mayoritariamente- en medio de la amenaza de contagios, es un refuerzo necesario y merecido. Aunque, si no estamos ciegos, seguiremos viendo causas de deshumanización, atribuibles a diferentes ámbitos o esferas del sistema.

Hay enormes listas de espera, saturación de servicios por bajas laborales, insuficientes recursos económicos en algunas especialidades y áreas geográficas (en relación a otras), ausencia de formación en competencias blandas a los profesionales, pérdida en algunos profesionales del hábito de mirar, no solo al rostro del paciente, sino al cuerpo en sus partes malfuncionantes u objeto de la entrevista clínica.

Humanizar sigue siendo necesario, urgente. Cosificar y convertir en seriado lo que es profundamente personal, el encuentro con el paciente en las profesiones sanitarias, es deshumanizador. La sociedad está reclamando este hecho con los diferentes planes autonómicos de humanización, en Madrid, Castilla La Mancha, Andalucía, Navarra... Tenemos camino por recorrer.

 

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