No se consuela de cualquier manera. Ni se es eficaz en una conversación de relación de ayuda porque tengamos buena intención o digamos palabras bonitas. A ayudar se aprende.
En España, el counselling no es una profesión, como lo es en Argentina, gracias al logro de Andrés Sánchez Bodas. Pero un conjunto de personas regalan ayuda en Centros de Escucha en España, se especializan, estudian counselling, o intervención en duelo y se hacen supervisar para ser efectivamente empáticos.
No es espontánea la empatía. Es una actitud que se incorpora en las relaciones, se aprende, se entrena en su dimensión conductual. Lejos de nosotros reducir la empatía a mera cuestión emocional, ni tampoco a su dimensión cognitiva. Las tres patas de la empatía comportan su trabajo personal y su aprendizaje en acciones específicas: la dimensión cognitiva, afectiva y conductual.
Quienes refunfuñan contra la empatía, o la entienden mal, o se defienden de la implicación personal con el sufrimiento ajeno. ¡Qué hermoso desafío, entrar en el corazón del otro para ayudarle! Y al hospedar, somos hospedados.
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