Todo comenzó con "Si desea... pulse 1; si desea... pulse 2". Y ahora la videollamada que sustituye al encuentro con el médico o especialista, anulando el contacto físico y la visión general, reduciendo el diálogo a los indicadores y síntomas. Mucha de la información, no es necesario narrarla, porque se supone: está gestionada por la TIC que une e integra cuanto sea necesario de la historia y su relación con la evidencia científica. Y, por si fuera poco, los directivos, las alianzas, la planificación, el cabildeo, el discernimiento, las políticas... quedan filtradas -si no anuladas- por los aplicativos que median entre empresas y con la Administración, según unos procesos descritos y elaborados ¡quién sabe dónde y por quién!
¿Qué hay que recuperar la medicina centrada en la persona? Por supuesto. ¿Con nostalgia de recuperar lo emocional y lo social? Es mucho más. La reducción del ser humano a la physis y esta a lo biológico, es un triple salto mortal. Así, las competencias blandas terminan por no ser necesarias, porque todo queda en una toma de decisión -muy subjetiva, siempre, por otra parte- de los profesionales que contemplarán las evoluciones del paciente sin compromiso por la humanidad y ¡quién sabe con qué satisfacción! Humanizar, sí, urgente. Sin resistencias, sin justificaciones autocomplacientes, que no es necesario y que se nos ve el plumero enseguida. Humanizar con pasión, con compromiso por la humanidad, en la onda corta, media y larga, pero humanizar.
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