Es la expresión de siempre: "tirar del carro”. A mí me gusta la metáfora de La chiva colombiana, vehículo ahora turístico, antes de transporte de todo. Y yo me pregunto y me atrevo a preguntar a otros dónde van o dónde quieren ir. Uno conduce, pero hay más que colaboran con sus aportaciones o dinero, para que la chiva camine.

En la vida no falta quien impide o frena el viaje. Como metáfora de camino y objetivos para los grupos, se convierte en una oportunidad para preguntarse dónde voy. Hay gente que se tumba arriba y se desentiende de todo, vive en su casa como en un hotel, sin comprometerse con nada. Los ni-ni tienen un morro que se lo pisan. Sobre todo si le dan a la crítica de lo que ven, mientras ignoran la complejidad.

No faltan tampoco los espectadores que aportan lo mínimo: presencia, comentarios, eventuales ayudas, pero que no se ganan la vida y son un peso en los grupos.

Sucede en todo tipos de grupos. Humanizar requiere la participación activa. Cada quien con sus capacidades y competencias. Vivir del cuento termina deteriorando la chiva y, en último término, a uno mismo.

 

VOLVER