La sensibilidad era máxima en Camilo de Lelis en lo relativo al cuidado al final de la vida. Una de las normas por él establecidas, en 1584, dice así:
"Cuando los enfermos necesiten ser cogidos en brazos, debe intentarse hacerlo con toda la caridad posible; por consiguiente, se procurará no moverlos demasiado, procurar que no cojan frío, cubriéndolos, por tanto, en cuanto se levanten de la cama, y mantenerlos con la cabeza un poco levantada. Por otra parte, cuando alguien esté muy grave o casi cercano a la muerte, no se le debe hacer la cama sin permiso del médico, para no acortarle la vida; pero si la cama está sucia, procédase con toda diligencia para limpiarla sin sacar al enfermo de ella a fin de no causarle fatiga. Cuando haya sido desahuciado por los médicos y esté agonizando, póngase toda la diligencia posible para ayudarle a bien morir"
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