Narrar la historia es necesario. Para honrar la verdad. Para nombrar lo sucedido y no olvidar, sino aprender de manera resiliente del pasado. La historia tiene que hacer honor a la verdad, no solo a las impresiones y a los recuerdos selectivos contados desde la subjetividad del narrador.

Por eso, desde primeros de marzo, José Carlos Bermejo, al ver la magnitud de la crisis a nivel personal e institucional, empezó un diario. Contar la historia es reconocer su sentido, declararse sujeto de ella y no solo víctima. El que narra, significa. Al nombrar la realidad, se empodera de ella, se hace protagonista en medio de lo inevitable. Contar la historia, siempre tendrá una dimensión subjetiva, pero en tiempos en que las no-verdades tienen tanta posibilidad de difundirse, la evocación de los hechos, además de los sentimientos y del impacto personal y colectivo, se hará imprescindible en el futuro.

 

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