También los niños necesitan crecer en espacios de humanización de la salud y de la asistencia sanitaria. Su presencia en entornos donde hay enfermos y mayores, es un buen modo de contactar con un mundo real donde la fragilidad no se esconde, sino que se vive como desafío a la solidaridad y donde la alegría y el servicio coexisten con la dependencia y la vulnerabilidad. Esta canción de Migueli, compuesta para el Centro de Humanización de la Salud dirigido por José Carlos Bermejo, nos habla del inmenso bien que se encuentra en la mirada de los niños y cómo su presencia puede marcar la diferencia en el camino hacia la recuperación y el bienestar.
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