Inquietud, cuanto menos. El anuncio de los profetas certeros del espacio sin barreras, infinito, donde a 3D podremos participar de una “vida nueva y diferente”, el metaverso, cuanto menos nos hace plantearnos preguntas en relación al duelo.

No solo al duelo, también a la salud. ¿Cómo será la muerte cuando tengamos creado nuestro metaverso y, “en este mundo” nos muramos, biológicamente, biográficamente, al menos en las coordenadas de este tiempo y espacio carnal que está marcado por el sufrir y por el límite? ¿Cómo será la muerte de nuestros seres queridos si su metaverso no muere con él? ¿Invitaremos a nuestros muertos a la mesa?

Se dice que “si mueres en el metaverso, mueres en la vida real”. Lo que no sabemos qué pasará en el metaverso si morimos en la vida real. Aunque algunos operadores ya venden “terrenos” en el cementerio de metaverso, para “incinerar” a los avatares de las personas fallecidas. El cementerio en el metaverso es una herramienta sutil para que la gente le diga a sus amigos que sus partners de juego desaparecieron en el mundo de las relaciones digitales. Otros ya han creado lugares para cultivar la memoria y homenajear al “metaverso” fallecido. Un universo virtual conmemorativo para las visitas. Eso sí, todo tiene un precio.

 

VOLVER