Humanizar es un desafío universal: crear un mundo más a la medida del hombre, con más ternura unida a la profesionalidad. Cuando hablamos de humanizar la asistencia sanitaria, evocamos la pasión por cuidar de manera profesionalmente correcta, es decir, hacer lo propio de lo genuinamente humano: la capacidad de compasión y de cuidado técnico y cordial. La cordialidad, la ternura, no son un barniz blandengue de los seres humanos. Son la cara blanda de la profesionalidad al servicio de la salud. Del corazón humano puede salir lo mejor y lo peor. Puede salir la mejor de las disposiciones éticas para la atención personalizada y respetuosa, o la más apática o dispática reacción. Humanizar tiene que ver con la empatía que une racionalidad comprensiva y cordialidad inteligente.
El Centro de humanización de la Salud lleva 30 años formando en la sabiduría del corazón al servicio de la racionalidad científico -técnica en salud. Mirar al ser humano que sufre (no solo "se duele"), es un desafío del mundo que corre el riesgo de la colonización tecnológica. La sabiduría del corazón es una bomba de relojería capaz de restablecer la cultura del encuentro y de la justicia ética en los programas y servicios sanitarios.
Al igual que es posible e imprescindible la formación en las áreas más técnicas de la asistencia, lo es también la formación en la necesaria compasión propia de la especificidad de la condición humana. La formación en filosofía, psicología, espiritualidad... debe aterrizar las aulas de las profesiones sanitarias para recuperar el poder sanante de la escucha y de la palabra, del contacto y el silencio. Sin estos elementos, la medicina se puede reducir a veterinaria de cuerpos humanos.
Son bienvenidos los programas de humanización y las acciones formativas que buscan cualificar la asistencia para hacer de ella lo más noble que el ser humano puede hacer por su semejante: cuidarle en su vulnerabilidad y fragilidad y acompañarle a recuperar la salud cuando esto es posible o a vivir saludablemente el proceso de cronicidad o de morir.
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