Muchos. Afortunadamente. Pero con conceptos distintos, quizás complementarios. Todos, normalmente, bienintencionados y apasionados. Los encuentros sobre humanización de la salud reúnen a personas que ya están en camino, conjugando el verbo humanizar.
A mí me parece que es un proceso. O mejor, que humanizar esconde muchos posibles procesos. Me atrevo, esta vez, a indicar diez.
1. Reto de caminar desde el SER al DEBER SER humanizar, realizando los cambios necesarios en esa tensión.
2. De mirar al enfermo a mirar la identidad de la vulnerabilidad intrínseca del ser humano, que nos afecta a todos, como sanadores heridos.
3. Del único afán por curar, a dar la debida atención al cuidar.
4. De solo pensar el curar, ponderar la importancia de prevenir, paliar, rehabilitar.
5. De solo tratar síntomas, a acompañar personas que sufren: medicina basada en el sufrimiento.
6. Del paradigma biomédico biologicista, al paradigma multidimensional que se interesa por la patobiografía.
7. Del correcto uso de la tecnología, al aprecio del poder de la tecnología humana: la comunicación, la escucha, la persuasión…
8. De la reconquista de la autonomía del paciente, al trabajo por la alianza terapéutica.
9. De trabajar porque la persona esté en el centro (modelo de atención centrado en la persona), a la profundización de la multidimensionalidad de la persona.
10. De la medicina basada en la evidencia, a la medicina basada en los afectos, en la compasión ante el sufrimiento.
Así es que, si de un proceso se trata, hay camino por delante. No solo para realizar congresos sobre ello -que también- sino para dar la bienvenida a los diferentes planes de humanización y, sobre todo, poner recursos -de todo tipo- para conjugar el verbo.
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