En el Centro San Camilo se vive la tensión de la limitación de recursos materiales y humanos para hacer frente al coronavirus que afecta más a los mayores. José Carlos Bermejo, Director General, agradece a los trabajadores la tenacidad. Es una obra de ingeniería lo que están haciendo.

Queridos compañeros,

Al iniciar este mes de abril comparto con vosotras y vosotros mi deseo de ánimo. El que tengo, el que conseguimos construir entre todos, ayudándonos, mientras somos todos vulnerables. Necesitamos ánimo y esperanza para atravesar este momento con el orgullo de cuidar a los más frágiles, conservar la salud o recuperarla si hemos enfermado.

Me siento orgulloso de los que dan ejemplo de firmeza y fidelidad honrando la profesión sanitaria en circunstancias límite.

Me siento preocupado no solo por el Centro en su conjunto, por los enfermos, los mayores y sus familias, sino también por nosotros, compañeros de trabajo que también tenemos nuestras familias y nuestra fragilidad en casa. Un abrazo también para ellos, particularmente para quienes estáis y están enfermos, con mi oración fija en la esperanza puesta en la recuperación.

A quienes habéis aceptado la hospedería como mejor respuesta tanto para vosotros, vuestras familias, como para el Centro, mi proximidad como “huésped bajo el mismo techo”.

Los camilos tenemos también fragilidad en los propios religiosos y en los servicios de atención a domicilio, donde, como sabéis, hay 1.060 trabajadores y también entre ellos, un buen puñado están de baja.

Mi sincero deseo de energía para atravesar este huracán.

Un abrazo con mucho cariño y deseo de bien y salud.

 

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